Precauciones en el cuidado de la piel durante el verano: Una guía basada en evidencia científica
El verano es una época del año esperada por muchos debido al clima cálido y las actividades al aire libre, pero también es una temporada que trae consigo desafíos específicos para la salud de la piel. La exposición al sol, la humedad, el cloro de las piscinas y otros factores pueden afectar negativamente nuestra piel. En este artículo, exploraremos las principales precauciones que debemos tomar para proteger nuestra piel durante el verano, basándonos en evidencia científica debidamente referenciada.
Importancia de la Protección Solar
La protección solar es fundamental durante todo el año, pero adquiere una relevancia especial en verano debido al aumento de la radiación ultravioleta (UV). La exposición prolongada al sol sin protección puede provocar quemaduras solares, envejecimiento prematuro de la piel y aumentar el riesgo de cáncer de piel (1).
El uso de protector solar es una de las estrategias más efectivas para prevenir daños cutáneos. Se recomienda utilizar un protector solar de amplio espectro, con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30 (2). Además, es crucial aplicar una cantidad suficiente de producto (aproximadamente una onza para todo el cuerpo) y reaplicarlo cada dos horas, o después de nadar o sudar (3).
Ropa Protectora y Accesorios
La ropa también juega un papel importante en la protección contra el sol. Optar por ropa de manga larga, sombreros de ala ancha y gafas de sol con protección UV puede reducir significativamente la exposición solar (4). Las telas con protección UV incorporada son una opción ideal para actividades al aire libre prolongadas.
Problemas Principales de la Piel en el Verano
Quemaduras Solares
Las quemaduras solares son un problema común en verano y resultan de la exposición excesiva a los rayos UV. Las quemaduras solares no solo son dolorosas, sino que también pueden tener consecuencias a largo plazo, como el aumento del riesgo de cáncer de piel (5). El tratamiento inmediato de las quemaduras solares incluye la aplicación de cremas hidratantes y la ingesta de líquidos para evitar la deshidratación.
Hiperpigmentación
La hiperpigmentación, o manchas oscuras en la piel, puede agravarse durante el verano debido a la exposición solar. La radiación UV estimula la producción de melanina, lo que puede resultar en manchas oscuras o melasma (6). Para prevenir la hiperpigmentación, además del uso de protector solar, es recomendable utilizar productos que contengan ingredientes despigmentantes, como la vitamina C o el ácido kójico (7).
Deshidratación Cutánea
El calor y la humedad pueden causar deshidratación de la piel, haciéndola lucir opaca y sin vida. Es esencial mantener la piel bien hidratada utilizando cremas hidratantes que contengan ingredientes como el ácido hialurónico y la glicerina, que ayudan a retener la humedad (8). Además, aumentar la ingesta de agua es crucial para mantener la piel hidratada desde el interior.
Brotes de Acné
El sudor, el uso de protectores solares y la humedad pueden contribuir a la aparición de brotes de acné en verano. Es importante utilizar productos no comedogénicos (que no obstruyan los poros) y limpiar la piel adecuadamente para prevenir el acné (9). Además, evitar tocarse la cara con las manos sucias puede reducir la probabilidad de infecciones.
Dermatitis por Contacto
El uso de productos químicos como repelentes de insectos y protectores solares puede causar dermatitis por contacto en algunas personas. La dermatitis por contacto se manifiesta como una erupción cutánea roja e irritada. Para minimizar el riesgo, es recomendable probar nuevos productos en una pequeña área de la piel antes de su uso generalizado y optar por productos hipoalergénicos (10).
Estrategias Adicionales de Cuidado de la Piel
Exfoliación Regular
La exfoliación ayuda a eliminar las células muertas de la piel, permitiendo que los productos hidratantes penetren mejor y manteniendo la piel suave y luminosa. Sin embargo, es importante no excederse, ya que la exfoliación excesiva puede irritar la piel (11). Una o dos veces por semana es generalmente suficiente.
Alimentación y Suplementación
Una dieta equilibrada rica en antioxidantes puede mejorar la salud de la piel. Alimentos como frutas, verduras, nueces y semillas contienen vitaminas y minerales que ayudan a proteger la piel del daño solar y a mantenerla saludable (12). Además, la suplementación con vitamina D puede ser beneficiosa, especialmente si se evita la exposición al sol para proteger la piel (13).
Tratamientos Profesionales
Para aquellos que buscan una atención más avanzada, los tratamientos profesionales como las limpiezas faciales, los peelings químicos y las terapias con láser pueden ser útiles para abordar problemas específicos de la piel. Es fundamental consultar con un dermatólogo antes de someterse a cualquier tratamiento para asegurarse de que sea adecuado para su tipo de piel y necesidades (14).
Conclusión
El cuidado de la piel durante el verano requiere una combinación de medidas preventivas y estrategias de mantenimiento. La protección solar sigue siendo la piedra angular del cuidado cutáneo estival, pero también es esencial abordar otros problemas comunes como la deshidratación, la hiperpigmentación y el acné. Al seguir las recomendaciones basadas en evidencia científica y adaptarlas a las necesidades individuales, es posible disfrutar del verano mientras se mantiene una piel saludable y protegida.
Elaborado por:
Maribel Pastor Orduña
Enfermera Máster en Integridad Cutánea, Úlceras y Heridas.
Referencias
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